Recibo a diario en mis sesiones a personas con una vida laboral “exitosa”; exitosa en el sentido de que ocupan cargos jerárquicos en prestigiosas empresas, que tienen ingresos económicos muy superiores al común de la gente, con poder de decisión.
Sin embargo, muchas de esas personas no se sientes plenas o sienten malestar, se sienten vacías o frustradas, quizá. El estrés es una de las enfermedades de esta era, como afirman autores como Byung Chul Han. También lo son la depresión, los trastornos de ansiedad y las fobias. Y es que la vida disparatada que llevamos full time nunca podría tener consecuencias saludables sobre nuestra salud física y emocional.
Para variar, la pandemia no ha hecho otra cosa que potenciar estos males. El home office trajo sus beneficios pero también nos enfrentó a tener que lidiar con cuestiones cotidianas y laborales a la vez. Además, el ritmo al que veníamos acostumbrados se vio modificado y nos alteró en todos los niveles.
¿Qué lugar existe en medio de este caos para el bienestar? ¿Alcanza ser “exitosos” en lo laboral/económico para ser felices? ¿Cuánto puede durar ese “éxito” si los otros ámbitos de nuestra vida no transcurren de forma armónica?
Mi filosofía y mi método tienen que ver, en parte, con considerar a la persona de forma integral, como un todo, teniendo en cuenta todos los aspectos de su vida y de su ser. Es por ello que cuando llega a la sesión una persona aparentemente exitosa pero con un gran malestar emocional que no puede siquiera comprender, el trabajo de entrenamiento que comenzamos conjuntamente -el método To be Wellness Training- empieza por entender que esa persona debe armonizar su vida para que su desarrollo en otros ámbitos, como el laboral, sea también armónico.
“Estar bien para ser mejores” es la propuesta. El bienestar considerado como una plataforma, una base, un orden, la armonía que nos permita tomar decisiones; que nos acerque a la plenitud en nuestra cotidianidad para luego llevarnos al descubrimiento de quiénes somos, de nuestras habilidades, nuestros deseos y nuestro potencial. Y, sobre todo, que nos permita poder disfrutar de los logros que consigamos, de ser exitosos, porque sin bienestar no hay éxito ni disfrute posible.
¿Cómo te sientes hoy? ¿Qué cambiarías de tu vida? ¿Qué dejarías? ¿Te hacen sentido mis palabras? Cuéntame.